Comienzo ubicando algunos de los acontecimientos históricos relevantes en estos años: pandemia, erupción volcánica, guerra. También siempre están las situaciones personales. La historia social y subjetiva con sus contratiempos, ha hecho que la salud mental de las personas se ponga en juego. El agotamiento, el desgaste psicológico al que se ve sometida la población, les anima a buscar ayuda profesional.
Sin embargo, mucha gente pisa una consulta sin saber bien cómo trabaja un psicólogo, encontrándose a veces en una situación incómoda, sumado a las dificultades por las que acude. O en casos más lamentables, confiando sus problemas a gente sin mucha preparación.
Desde mi humilde percepción quisiera resumir algunos aspectos relevantes para el proceso terapéutico que contribuyen a posibles avances en la persona que consulta.
1. Pongo en foco la relación terapéutica: es un contrato entre un psicólogo y una persona que busca ayuda profesional por dificultades en su vida. Goldstein y Myers (1986) definen que una relación terapéutica positiva es una relación entre el paciente y el psicólogo donde existe una sensación de mutua confianza. Es necesario que la persona se sienta cómoda, pero comodidad no es sentirse a gusto siempre y salir con una sonrisa después de la consulta, no siempre. En muchas ocasiones el paciente siente que su malestar se agudiza, hay incomprensión, o simplemente no logra avanzar. En estos estados es necesario prestar atención y analizar si ha sido una mala intervención del psicólogo o si la persona se siente interpelada por algún aspecto que sabe debe trabajar.
2. Estaría bien que en la primera consulta el psicólogo explique su forma de trabajo. También es cierto que muchos no lo hacen, y no por eso es una mala praxis. Pero creo que este primer acercamiento genera un clima de honestidad y confianza.
3. El psicólogo no debe comentar experiencias de su vida personal porque ese tipo de relación concierne a los familiares o amigos, quienes dan consejos a nivel empírico de situaciones semejantes. El profesional debe ser una figura neutra, casi actuar a modo de espejo, es decir, sin carga emocional y afectiva que entorpezca el diálogo interno del paciente.
4. Es verdad y muchos colegas coincidimos que después de diez sesiones si la persona no avanza, o ella no percibe mejoría, es mejor no continuar. Tampoco recomiendo que busque otro profesional de inmediato, sino más bien, que reflexione sobre el paso a seguir. Puede ser que la persona no esté preparada lo suficiente para continuar trabajando la problemática, o no es el momento de la cura, por lo cual, el proceso se atasca.
5. Sería bueno la acreditación. Es importante que esté colegiado, este dato da la seguridad que está habilitado para su ejercicio profesional. Parece evidente, pero en nuestro campo no lo es, ya que existen diversas corrientes teóricas y prácticas que sobrepasan los límites entre el cuerpo y la mente. Corrientes holísticas, sanadores, coach, meditaciones, entre otras formas de terapia que tienen otros objetivos.